Irresponsable
Consigna: Texto con narrador interno
Materia: Taller de Expresión ICátedra: RealeComisión: 56
Me levante exaltado,
eran las ocho de la mañana, me había quedado dormido. Tenía que correr si es
que quería llegar a horario al trabajo, ya era la quinta vez en el mes que iba
a llegar tarde, esto significaba que otra vez ponía en juego mi trabajo.
Me saque las sabanas
de encima y corrí al baño, me cepille los dientes mientras dejaba correr el
agua de la ducha. Fui a buscar ropa y me termine bañando en diez minutos. Lo
malo es que ya no tenía tiempo para frenarme a desayunar, pensé en tomar un café
en el trabajo.
Salí de mi casa e
intente frenar un taxi pero era imposible, todos ya venían con el cartel de
“ocupado”. Decidí correr hasta la avenida para tener más oportunidades pero
mientras iba corriendo pensando solo en llegar al trabajo, me choque con una
señora de unos sesenta años aproximadamente. La intente ayudar pero no se movía,
empecé a ponerme nervioso y veía como las personas se acercaban para intentar
ayudarla. Solo imaginaba la cara de mi encargado viéndome llegar tarde de
nuevo, la duda estaba en si quedarme o irme para no llegar tan tarde al
trabajo. Ya eran las nueve menos cuarto pasadas.
Escucho a un hombre
gritar “hagan espacio, necesita aire”. Veo que otro hombre le estaba midiendo
el pulso, en un abrir y cerrar de ojos el mismo hombre grita: “está muerta, está
muerta”. Siento como alguien me agarra de los hombros y grita “este hombre es
el culpable”, veo como todos me miran pero no entiendo ¿realmente la mate?
Treinta minutos
después estoy dentro de un patrullero, me están llevando a declarar pero ¿Qué
voy a declarar? ¿Qué la empujé sin querer por estar apurado? Nadie me va a
creer, me van a meter preso por un accidente, si tan solo no hubiese estado
apurado, esto no me pasaría. Después de todo merezco esto, todo fue culpa mía
por no haberme levantado con tiempo. Si tan solo hubiese sido más responsable.
Estoy declarando, le
dije todo lo que paso, la verdad, que por mi irresponsabilidad había ocurrido
una tragedia. El oficial me miraba con cara de sorpresa, entonces al fin me
emitió palabras: “¿usted piensa que voy a creer esto? La señora tenia millones
en su testamento, si me confiesa quien de la familia la mando a matar, su
condena será más leve. No me haga perder más mi tiempo”
Volví a repetir mi
testimonio pero no había caso, mi verdad para el oficial, era mentira. De
repente entro otro oficial a la sala “flaco ya te podés ir, al final la señora
murió envenenada y no hay forma de que hayas sido el culpable. Estas libre”. Sentí
como me volvía el alma al cuerpo, ya no pensaba llegar al trabajo, me sentía
feliz por estar libre.
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